QUITO Y GUAYAS: CHOLICIENTOS, SU FOTONOVELA

CAPITULO I

Una fría noche de octubre un grupo de desorientados jóvenes provenientes del calor de Guayas viajaban a conocer a sus parientes ricos y empoderados de la capital. El largo viaje los había consumido, sin embargo no se rindieron ante la tentación de una cama, y Quiteños y Guayacos recorrieron las mojadas calles de Guápulo. Un barrio antiguo donde los Cholicientos creían que encontrarían la solución a todos sus males. Por poco se nos mueren en la subida. Al parecer el perreo del regatón no ayuda a mantener un estado físico acorde a los 2.800 metros.

CAPITULO II

Finalmente en Guápulo, no se encontraba la fuente de sanación, a todas sus desventuras. La fuerza oscura de la Perimortal era más fuerte en ellos aún. Parecía que Guayas les digiera al más estilo Dark Vader “Yo soy tu padre” y no pudieran quitarse ese estigma. Así que emprendimos camino hacia otras aventuras. La noche caía sobre la ciudad y la lluvia había dejado destellos de luces por todo el Centro Histórico. Entramos en una posada a pedir un poco de merienda, pero sólo encontramos vino…esperábamos que se diera una trasformación en los Cholicientos. Sin embargo no era la esperada. Desconcertados, solo un desguarnecido punto naranjo guiaría nuestro camino por las adoquinadas calles de la ciudad.

CAPITULO III

Esa noche nada sucedió… No encontramos las curas ancestrales a los males que los aquejaban. Era la hora de buscar en otros parajes. Los Cholicientos conocerían la cultura Quiteña en pleno. No todo en un encuentro multicultural como este podía ser farra, alcohol y búsqueda del yo interior.

CAPITULO IV

Pasando el Chuchaqui del día anterior. Los Cholicientos no conocían el pasto, así que al verlo se abalanzaron contra el y descansaron unos instantes. Estábamos todos exhaustos de esta aventura… sin embargo el final se acercaba.



CAPITULO V

Un Break en la historia: acá iría una foto censurada. Sin embargo, hemos decidido poner esta foto de Cholicienta Barbie, para mantener la dignidad de la historia. Antes era conocida como la mujer del mar, pero ahora ha intentado imitar el puro estilo de la Bolocco o paulina Rubio de posar con banderas.



CAPITULO VI

Los Cholicientos viven una inmersión total en el arte de Guayasamín. Buscan entre sus obras la respuesta a lo irrespondible. Un recorrido por la Capilla del Hombre los hace pensar y cuestionar la obra del maestro. Y encontrar pistas para develar su destino.

CAPITULO VII

Una mirada al pasado a través de blanco y negro. En la mismísima capilla del hombre del Maestro Guayasamín. Acostados cerca de su tumba meditaban, buscando las respuestas. Sólo nos falto el melón con vino fuente de sabiduría ancestral Chilencis.

CAPITULO VIII

Mientras, a unos kilómetros de distancia, las dos divas de las artesanías recorrían pueblos recónditos buscando la fuente del poder que terminaría con la maldición que cae sobre los Cholicientos. Una enfermedad cada cierto tiempo, desmayos y clavadas de Chonta, quizás desaparecerían luego de ponerse la banda Tri.

CAPITULO IX

Pero quizás el poder de la Tri no era suficiente. Querían obtener la sanación de la tierra y sus energías. Cruzaban de un hemisferio a otro pidiendo la bendición de la Pacha Mama y su energía magnética. Sobre la línea el peso se hacia menor, pero no era suficiente.



CAPITULO X
Todos los astros se reunían para intentar sacar la maldición que caía sobre los Cholicientos y que el regatón Guayaco no había logrado. Ritos chamanes de acupuntura con cerbatana, reducción de cabezas, disfraces arcaicos, cruzar puentes colgantes. Todo ello, una gran aventura para llegar al templo del huevo, donde Cholicienta Barbie encontraría la sanación para ella y sus compañeros. La prueba era extrema. Parar un huevo en la punta de un clavo. Sin embargo, ella se había preparado toda su vida para esa prueba. Unos minutos de silencio, la respiración entrecortada y el sudor en las manos develaban que no sería una prueba fácil. Sin embargo al igual que el rey Arturo Cholicienta Babie había nacido para quitar la maldición de sus camaradas y logro parar el huevo.



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